18 marzo 2006

Vivir tus deseos...


"Vivir sus deseos, agotarlos en la vida, es el destino de toda existencia."

Henry Miller
¿Cúantas personas son capaces de vivir sus deseos?.
Recientemente, he conocido a alguien que vive sus deseos de forma cotidiana, o por lo menos lo intenta...
¿Cúanta gente he conocido ya? A veces creo que demasiada, otras creo que conozco a nadie.
La última vez que me sentí triste por no conocer a la gente con la que convivo y con la que me relaciono cada día fue cuando leí el blog de Rafael Fernández, alias El Ezcritor. No recuerdo ni como llegué a www.micabeza.com, la verdad que pienso que el destino es alguien caprichoso y juega con nosotros con cierta asiduidad. Sig es como el destino, a veces cruel y siempre caprichoso.
Cuando conocí a Sig, pensé en todas las personas que conocía, concretamente en mis amigos...la idea que un "Sig" podía ser mi amigo, comenzó a atormentarme, empecé a analizar las conversaciones, las situaciones, buscando a Sig en mi vida...creí por momentos que perdía el control...hasta que le encontré dentro de mí.
Hubo un tiempo en que conocí a alguien, que hacía que perdiese el control, era una persona...era un hombre de mi edad, con unos ojos verdes profundos...con una mente increible. Me sacó de la inocencia, de la sinceridad, de la moralidad, cuando me contó su vida como gogó en discoteca. Me enseñó que en el fondo todos necesitamos divertirnos, necesitamos sentirnos deseados. Yo necesitaba lo que él conocía y él necesitaba esa paz que no encontraba.
Me enseño su mundo y yo el mío, y es curioso, yo viví durante un tiempo según su filosofía, y él integró en su vida la mía. Qué curiosas resultan las conductas humanas.
Cada día que amanecía, quería tenerle en mi vida, un día sin él, no era un día bien aprovechado, le daba intensidad, pasión y morbo a mi existencia. Todo era sexual y nada lo era en nuestras conversaciones. Era algo incomprensible...como algo demasiado bueno para ser cierto.
La primera vez que nos tuvimos delante, no dejabamos de mirarnos a los ojos, fue como un reconocimiento mutuo. Como conocer a tu otro yo en otro cuerpo. Y Dios...me gustaba el cuerpo en el que me veía reflejada.
Horas y horas de conversaciones,. Creo que nunca he hablado tanto con una persona, como con él. Incluso el hecho de que dejase de estar inactivo en su menssenger suponía un acercamiento. Ser amigos, quererse sin enamoramientos, sin celos, sin limitaciones, sin distancias, es lo más bonito que le puede suceder a una persona. Tener la confianza plena que cada palabra que sale del otro es cierta es una experiencia que nadie debiese dejar pasar.
Las dificultades, cuando tienes a alguien así en tu vida...tienen sentido...
"Si tu llamas experiencias a tus dificultades y recuerdas que cada experiencia te ayuda a madurar, vas a crecer vigoroso y feliz, no importa cuán adversas parezcan las circunstancias."
Henry Miller

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