Ir al contenido principal

Casas Abandonadas

Fotografía procedente de la web www.mundoparapsicologico.com



A veces no nos damos cuenta de lo valioso que pueden llegar a ser las cosas materiales...como por ejemplo tener una pequeña nevera de picnic para enfriar bebidas, un par de zapatos o unas bragas nuevas.


Desde hace unos meses me voy dando cuenta que pequeñas cosas, de esas que llamamos cotidianas, están empezando a tener importancia para mí, ya no sólo por lo que ha cambiado mi situación en materia de seguridad (emocional y material, aunque me estoy refiriendo en este caso concretamente a la material). Digamos que verte el cinturón apretado hace que los ojos se te salgan de las cuencas y que consigas ver áquello que antes eras incapaz de ver aunque lo tuvieses a dos milímetros de tí. Valoras cada cosa que tienes, cada cosa que te cuesta esfuerzo comprar. Cuando vives apretado, depositas en cada cosa que adquieres un poco de amor. ¿Por qué amor? porqué quieres que aquello que acabas de comprar, te dure eternamente, te unes en un vínculo afectivo de reconocimiento propio, llenas las carencias de autoestima, trabajas la gratificación, el "autoregalo" (..me lo regalo por que lo valgo, porque soy bueno/a, porque soy la mejor, porque me lo he currado, porque me gusto, me encanto, porque lo necesito...)


Ultimamente, incluso podemos ver como el marketing vuelve a utilizar la pirámide de Maslow en campañas publicitarias, la pirámide de las necesidades humanas...por que mira que tenemos necesidades los humanos...


También me he dado cuenta que cada día me fijo más en las casas abandonadas, y mentalmente, las renuevo tanto por dentro como por fuera. Quizás sea una representación imaginativa del momento en el que me encuentro ahora. Reconstruyéndome de nuevo, una vez más. El caso es que hay cosas que han cambiado en mí, por ejemplo, mi forma de vestir. Antes me encantaba entrar en las tiendas de Zara, todo me parecía superideal. Ahora en cambio, prefiero otro tipo de ropa, prefiero no maquillarme, he cambiado el tacón por zapatos cómodos. Como las casas que veo derruídas, prefiero las pequeñas: que una vez renovadas supondrían menos trabajo y más disfrute. Y las imagino con grandes ventanales, con mucha luz, con habitaciones con espacio (supongo que vivir en un piso de 50 m2 también hace que desee amplitud y espacio, espacio que no tengo). Cada casa que me encuentro de camino al trabajo, sufre una reconstrucción instantánea y comienzo a soñar despierta...si hubiese estudiado arquitéctura, podría haber hecho todo lo que ahora imagino y automáticamente, la realidad, me despierta, primero por que he llegado al trabajo y después por que la realidad que viví va mucho más lejos que las ilusiones, los proyectos.


Lo malo de tener una cabeza pensante, es que el pensamiento no tiene fin, y la imaginación tampoco.


Un beso para todos los lectores.


Yo Vencí a Ese Algo

Comentarios

juan rafael ha dicho que…
Bienvenida. Hacia tiempo. Veo que te ha cambiado la forma de pensar y a positivo. Igual es porque ahora disfrutas tanto de lo que te rodea, que te habias quedado absorta en el paso del tiempo.
Saludos.
Xavikun ha dicho que…
Es curioso, a mí también me encantan las casas abandonadas, o simplemente viejas. De hecho ya he reformado 3 para vivir en ellas y, aunque nunca acaban de ser nuevas del todo - en la que vivo ahora hay una humedad tremenda -, tienen el encanto de estar hechas a tu medida. A la medida de tus sueños en ese momento...
B7s

Entradas populares de este blog

La Espera

Y como cada tarde…te espero sentada en mi sofá anhelando que entres en nuestro mundo y mientras espero.. sueño… Sueño que nos encontramos en un viejo café. Tú y tus libros me estáis esperando, tú sentado en una vieja silla de madera de color oscuro y, tus libros descansando sobre el mármol blanco de una mesar redonda. Un cálido beso en la mejilla me da la bienvenida, siendo este beso el anfitrión de nuestro encuentro. El camarero se acerca y con una gran sonrisa nos sugiere un café especial. Dejándonos seducir, dejamos que sea él quien elija por nosotros esta tarde. Comenzamos a sonreír mientras exclamamos a la par - ¡Qué bueno que elijan por uno a veces!-. Veo tu cara y no consigo ver ningún detalle que te haga diferente a como te recordaba desde la última vez que nos encontramos. Sólo el olor de este sitio –una mezcla a café recién tostado, a azúcar y canela- es lo que me hace que me sitúe. Sigues igual que siempre.. el tiempo no pasa por ti.. ni por tus ojos… ni por tu sonrisa. Toca

Vivir tus deseos...

"Vivir sus deseos, agotarlos en la vida, es el destino de toda existencia." Henry Miller ¿Cúantas personas son capaces de vivir sus deseos?. Recientemente, he conocido a alguien que vive sus deseos de forma cotidiana, o por lo menos lo intenta... ¿Cúanta gente he conocido ya? A veces creo que demasiada, otras creo que conozco a nadie. La última vez que me sentí triste por no conocer a la gente con la que convivo y con la que me relaciono cada día fue cuando leí el blog de Rafael Fernández, alias El Ezcritor. No recuerdo ni como llegué a www.micabeza.com , la verdad que pienso que el destino es alguien caprichoso y juega con nosotros con cierta asiduidad. Sig es como el destino, a veces cruel y siempre caprichoso. Cuando conocí a Sig, pensé en todas las personas que conocía, concretamente en mis amigos...la idea que un "Sig" podía ser mi amigo, comenzó a atormentarme, empecé a analizar las conversaciones, las situaciones, buscando a Sig en mi vida...creí por momento