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¿Qué es ese algo?

No sabría como empezar esta historia. Supongo que varias veces a lo largo de nuestras vidas nos hemos preguntado si realmente llevamos la clase de vida que nos gustaría, seguramente la respuesta sería casi siempre : - No, no estoy satisfecho con mi vida, cambiaría muchas cosas de ella-.

Pues bien, esta historia comenzó haciéndome esta pregunta.

Como cada día, me levantaba a las ocho de la mañana, dando las gracias a Dios por un nuevo día, y como casi siempre me despertaba haciéndome la misma pregunta. ¿Qué le falta a mi vida?

Aparentemente no me faltaba nada, tenía un buen empleo, me encontraba bien de salud, tenía una pareja adorable y una casa estupenda. - ¿Qué más se le puede pedir a la vida?. Nada- pensaba-. Hacía mucho tiempo que no sentía ese vacío en el pecho, sentía que estaba en el lugar oportuno en el momento oportuno, si bien es cierto, que unos años atrás cuando estaba en mi tierra natal sentía que ni siquiera era de este planeta. – Inconvenientes de tener la mente abierta- me decía. Lo que está claro es que siempre había sentido la necesidad de llevar una vida llena de pasión pero mi mente me decía a voces que la vida no era un cuento de príncipes y princesas a todas horas, la vida era algo más duro y a veces, afortunadamente o desafortunadamente, la vida se envolvía de un halo de monotonía que hacía que todo se volviese un poquito más gris cada día, pensaba que tenia que luchar contra ese mundo grisáceo y lleno de días idénticos, de sentimientos apagados, donde las personas solo se entregan a medias. Creía que dentro de cada uno de nosotros vivía una pasión que en algún momento de la vida habíamos enterrado con los recuerdos para poder seguir adelante, sabía que había un momento en la vida que tenías que dejar de soñar y crecer, dejar los sueños para poder madurar, pero una parte de mi se rebelaba, la prohibición de que la pasión no estaba permitida me dolía en el alma hacía que la fiera que llevaba dentro de si se rebelaba contra el mundo.

Perder el sentido mientras se ama, con eso soñaba cada día, con encontrar a la mitad de su alma que Dios había desterrado lejos de ella, se preguntaba en que lugar de la tierra viviría, de que color serían sus ojos, como sería su sonrisa, sus manos y sobre todo me preguntaba si alguna vez si él se cruzase conmigo, nos reconoceríamos, si caminaría hacia mí y me susurraría al oido – Cariño, llevo varias existencias buscándote, regresemos a casa- o si al contrario él pasaría de largo mirarme, sin percatarse de mi existencia.

En el trabajo robaba tiempo para soñar con él, para soñar con ese desconocido que estaría esperándome en cualquier lugar: en un semáforo, en un pasillo del supermercado, en las escaleras de la casa de alguno de nuestros amigos. En cualquier momento y en cualquier lugar, su mitad podría aparecer y yo debía permanecer atenta.

Pasaban los años y mitad de su alma, ni siquiera en sueños había hecho acto de presencia, siquiera para decirme que no desesperase que pronto nos encontraríamos. Sentía un horrible vacío en el pecho y un gran dolor en las entrañas.

A todas horas la sombra de él deambulaba por mi cabeza, no podía luchar contra la idea que la fantasía me estaba devorando viva. Necesitaba sentirme amada, necesitaba que una persona se desvaneciese en mares de pasión y que juntos nos ahogásemos en ella. Y la monotonía comenzaba a volverme gris, apagándome con una inmensa tortura, estaba perdiendo el control y ya todo me daba igual.

Ayer, fue nuestro aniversario y sentí una rabia terrible, por que lo que necesito es que cada día sea especial y no que un día al año lo sea. Mi rabia la descargué contra ti en un sueño en el que no dejaba de lanzarte cosas por el aire por haber tirado por la ventana todo lo que habíamos construido juntos. Te quiero, pero siento que me están faltando demasiadas cosas, quizás ahora, después de todo lo que sucedió, te estoy exigiendo más por que necesito recuperar lo que perdí. A lo mejor te estoy poniendo el listón demasiado alto, pero lo hago de forma inconsciente, sólo ahora cuando me paro a pensar en ello me doy cuenta, que necesito volver a enamorarme de nuevo, lo que se quedo atrás se salio por la borda del barco al tirar por ella tus mentiras. Me duele que no me digas cuales fueron los motivos que comenzaste a buscar fuera, sólo necesito que me digas la verdad que seas sincero, sé que puedo entenderte, pero necesito que tú, mi compañero de vida, confíes en mí. Si puedo entender a los demás, puedo entenderte a ti, se que puedo.

Se llenaban los días de esperanza y frustración, sólo quería poder entregarme por completo a alguien que me hiciese sentir viva, que sacase de mí las grandes cosas que llevaba dentro, y no lo encontraba. La persona con la que vivía se instalaba en la comodidad del hogar que con tanto cariño había construido, no había pasión, no había chispa, el amor por momentos salía y entraba de la estancia de mi corazón. Quería una descarga que me hiciese volver al maravilloso mundo de donde provenimos. Quería morir en las dulces manos del amor.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
¿Que es ese algo?
¿ese algo es el amor?
Tiene sentido vivir sin amor,
creo que amar no es fácil ,
por que es necesario sentir el calor, la dulzura de las personas,y debido al stress,
la monotonia, y la costumbre se puede romper ese amor,
por eso hay que forjarlo muy fuerte para que sostenga y supere esas epocas.
El amor tiene sus enemigos, la rutina es uno de ellos :(
LiLuh ha dicho que…
He comenzado a leer tu blog, y he querido hacerlo desde el principio. Este post, que para tí tal vez ya no signifique nada por el paso del tiempo, para mí es mi presente y mi realidad más inmediata, reconforta ver que alguien expresa las cosas del mismo modo que una las piensa. Te seguiré leyendo. Besitos

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